"La lectura es la gimnasia del cerebro. El faro que alumbra el camino hasta el puerto de la razón. Un libro es, ante todo, una brújula que evita que nos desorientemos en el vasto territorio de la vida."
La bailarina y el inglés, Emilio Calderón.

martes, 21 de febrero de 2012

El vals lento de las tortugas.

- Mi querida Hortense - le había ducho Gary un día que bajaban Oxford Street -, deberías ir a psicoanalizarte, eres un mostruo.
- ¿Porque digo lo que pienso?
- ¡Porque te atreves a pensar lo que piensas!
- Ni hablar, perdería mi creatividad. No puedo convertirme en un ser normal, ¡quiero ser una neurótica genial como mademoiselle Chanel! ¿Acaso crees que ella fue a psicoanalizarse?
- No lo sé, pero me voy a informar.
- Tengo mis defectos, los conozco, los comprendo y me los perdono. Punto final. Cuando no haces trampas contigo mismo, tienes respuestas para todo. Es la gente que se monta películas la que va a tumbarse ante un psicólogo. Yo me asumo. Me quiero. Creo que soy una chica formidable, guapa, inteligente, dotada. No vale la pena que me esfuerce para gustar a los demás.
- Lo que yo decía: eres un monstruo.
- ¿Puedo decirte algo, Gary? He visto tantas veces cómo embaucaban a mi madre, que me he jurado embaucar al mundo entero antes de que me toque un solo pelo.
- Tu madre es una santa y no merece tener una hija como tú.
- ¡Una santa que ha hecho que me horroricen la bondad y la caridad! Me ha servido de psicólogo inverso: me ha instalado en todas mi neurosis. Y de hecho se lo agradezco, sólo afirmándose diferente, resultantemente diferente y liberada de todo sentimiento, se tiene éxito.
- ¿Éxito en qué, Hortense?
- Avanzas, no pierdes el tiempo, te liberas, reinas y ganas mucho dinero haciendo lo que quieres. Como mademoiselle Chanel, te digo. Cuando haya tenido éxito. me convertiré en humana. Será mi hobby, una ocupación deliciosa.
- Será demasiado tarde. Estarás sola, sin amigos.
- Eso es fácil de decir para ti. Has nacido con un juego de cucharitas de oro en la boca. A mí me toca remar, remar y remar...
- ¡No tienes muchos callos en las manos para ser una remera!
- Los callos los tengo en el alma.
- ¿Tienes alma? Es bueno saberlo.

El vals lento de las tortugas, Katherine Pancol.

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