- Mi querida Hortense - le había ducho Gary un día que bajaban Oxford Street -, deberías ir a psicoanalizarte, eres un mostruo.
- ¿Porque digo lo que pienso?
- ¡Porque te atreves a pensar lo que piensas!
- Ni hablar, perdería mi creatividad. No puedo convertirme en un ser normal, ¡quiero ser una neurótica genial como mademoiselle Chanel! ¿Acaso crees que ella fue a psicoanalizarse?
- No lo sé, pero me voy a informar.
- Tengo mis defectos, los conozco, los comprendo y me los perdono. Punto final. Cuando no haces trampas contigo mismo, tienes respuestas para todo. Es la gente que se monta películas la que va a tumbarse ante un psicólogo. Yo me asumo. Me quiero. Creo que soy una chica formidable, guapa, inteligente, dotada. No vale la pena que me esfuerce para gustar a los demás.
- Lo que yo decía: eres un monstruo.
- ¿Puedo decirte algo, Gary? He visto tantas veces cómo embaucaban a mi madre, que me he jurado embaucar al mundo entero antes de que me toque un solo pelo.
- Tu madre es una santa y no merece tener una hija como tú.
- ¡Una santa que ha hecho que me horroricen la bondad y la caridad! Me ha servido de psicólogo inverso: me ha instalado en todas mi neurosis. Y de hecho se lo agradezco, sólo afirmándose diferente, resultantemente diferente y liberada de todo sentimiento, se tiene éxito.
- ¿Éxito en qué, Hortense?
- Avanzas, no pierdes el tiempo, te liberas, reinas y ganas mucho dinero haciendo lo que quieres. Como mademoiselle Chanel, te digo. Cuando haya tenido éxito. me convertiré en humana. Será mi hobby, una ocupación deliciosa.
- Será demasiado tarde. Estarás sola, sin amigos.
- Eso es fácil de decir para ti. Has nacido con un juego de cucharitas de oro en la boca. A mí me toca remar, remar y remar...
- ¡No tienes muchos callos en las manos para ser una remera!
- Los callos los tengo en el alma.
- ¿Tienes alma? Es bueno saberlo.
El vals lento de las tortugas, Katherine Pancol.
Wow :O! que chulo
ResponderEliminar