"La lectura es la gimnasia del cerebro. El faro que alumbra el camino hasta el puerto de la razón. Un libro es, ante todo, una brújula que evita que nos desorientemos en el vasto territorio de la vida."
La bailarina y el inglés, Emilio Calderón.

viernes, 12 de octubre de 2012

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes

No estamos obligados a ser felices constantemente  ni como todo el mundo.. la felicidad hay que inventarla, hay que hacerla a la medida de uno, no existe un modelo único.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, Katherine Pancol.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes

A menudo la vida se divierte. Nos ofrece un diamante escondido debajo de un billete de metro o del faldón de una cortina. Emboscado en una palabra, una mirada, una sonrisa algo tonta.
Hay que fijarse en los detalles. Ellos siembran nuestra vida de piedrecitas que nos guían. La gente bruta, la gente apresurada, lo que llevan guantes de boxeo o dan patadas a las piedras, ignoran los detalles. Quieren cosas pesadas, imponentes, brillantes, no quieren perder un minuto agachandose por una moneda, una brizna de paja, la mano temblorosa de un hombre.
Pero si nos agachamos, si detenemos el tiempo, descubrimos diamantes en una mano tendida...
O en una papelera.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, Katherine Pancol.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes

Gracias, gracias. No lo he entendido todo, no lo recuerdo todo, pero tengo ganas de abrazarme al tronco de los castaños, de escalar los semáforos, de atrapar trozos de cielo.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, Katherine Pancol.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes

A menudo tendemos a creer que el pasado es pasado. Que no lo volveremos a ver. Como si estuviese grabado en una pizarra mágica y lo hubiésemos borrado. Creemos también que con los años hemos hecho desaparecer los errores de juventud, sus amores de pacotilla, sus fracasos, sus cobardías, sus mentiras, sus pequeños acomodos, sus falsedades.
Pensamos que hemos barrido todo aquello. Que lo hemos dejado bien escondido bajo la alfombra. Nos decimos que el pasado tiene un bueno nombre: pasado.
Pasado de moda, pasado de fecha, sobrepasado.
Enterrado.
Estamos ante una página nueva. Una página que lleva el bonito nombre de futuro. Una vida que enarbolamos, que nos enorgullece, una vida que hemos elegido. En el pasado, en cambio, no siempre podíamos elegir. Sufríamos  nos influían  no sabíamos que pensar, nos buscábamos  decíamos que sí, decíamos que no, decíamos puede, sin saber por qué. Para eso inventaron la palabra <<pasado>>: para meter en ella todo lo que nos molestaba, lo que nos hacía ruborizar o temblar. Y entonces, un día, vuelve. Arrambla con el presente. Se instala. Contamina.
E incluso termina por ensombrecer el futuro.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, Katherine Pancol.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes

- Me sigo preguntando qué hacen las ardillas por la noche - suspiró Gary -. ¿Duermen de pie, tumbadas o acurrucadas como una bola en un nido?
- Respuesta número tres. Las ardilla duermen en un nido, la cola les cubre la cabeza. El nido está hecho de ramitas, hojas y musgo. en el árbol, a una altura no superior a nueve metros para que no se lo lleve el viento...
- ¿Acabas de inventártelo?
- No. Lo leí en un Spirou... Y pensé en ti...
- ¡Ajá! ¡Así que piensas en mí! - Exclamó Gary levantando el brazo en señal de victoria.
- Muy de vez en cuando.
- ¡Y finges ignorarme! Como la perfecta indfierente.
- Strategy of love, my dear!
- Y tú, Hortense Cortés, eres invencible en montar estrategias, ¿verdad?
- Simplemente soy lúcida...
- Me das pena, te impones límites, te atas, te encoges... Rechazas el riesgo. Sólo el riesgo puede poner la carne de gallina...
- Me protejo, que es distinto... ¡No soy de las que piensan que el sufrimiento es el primer paso para conseguir la felicidad!

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, Katherine Pancol.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes

<<¿Sabes, Zoé? La vida es bella, pero el mundo no...>>
Y eso le había encantado, la vida es bella, pero el mundo no, porque eso la llenaba.

Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, Katherine Pancol.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Nosotros (con "nosotros" me refiero a la gente normal y a la que no lo somos tanto), todos nosotros somos seres imperfectos que vivimos en un mundo imperfecto. Y no debemos vivir de una manera tan rígida, midiendo la longitud con una regla y los ángulos con un transportador como si la vida fuera un depósito bancario. ¿No te parece?

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

- Piensa que la vida es como una caja de galletas.
Negué varias veces con un gesto de la cabeza y me quedé mirándola.
- Quizá sea un poco tonto, pero a veces no te entiendo.
- En una caja de galletas hay muchas clases distintas de galletas. Algunas te gustan y otras no. Al principio te comes las que te gustan y al final sólo quedan las que no te gustan. Pues yo, cuando lo estoy pasando mal, siempre pienso: <<Tengo que acabar con esto cuanto antes y ya vendrá tiempos mejores. Porque la vida es como una caja de galletas>>.
- Eso es filosofía.
- Pero es cierto. Yo lo he aprendido de manera empírica - dijo Midori.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Contemplé una puesta de sol tan hermosa que parecía un milagro. El mundo entero estaba teñido de rojo. Mi mano, el plato, la mesa... todo lo que había ante mis ojos estaba teñido de rojo. De un rojo tan brillante que parecía bañado en un jugo de frutas.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

<<¿Cúantas decenas, no, centenares de domingo como éste me quedan por vivir?>> me pregunté. <<Domingos tranquilos, apasibles y solitarios>>, dije en voz alta. Los domingos no me doy cuerda.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Las personas, al morirnos, dejamos atrás unos pequeños y extraños recuerdos.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

- Watanabe, ¿crees que si triunfara la revolución cambiaría la actitud de los impectores de Hacienda?
- Lo dudo muchísimo.
- Entonces yo no creo en la revolución. Yo sólo creo en el amor.
- ¡Di que sí! - grité.
- ¡Eso es! - exclamó Midori.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Me da la impresión de que éste no es el mundo real. La gente, las escenas que me rodean no me parecen reales.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Lo que nos hace personas normales es saber que no somos  normales.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Naoko permanecía inmóvil. Parecía un pequeño animal nocturno hechizado por la luz de la luna.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

No mentir, no disfrazar la verdad, no amañar las cosas del modo que más te convenga. Nada más.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Así que pensé lo siguiente: <<Conoceré a alguien que me quiera con toda su alma los trescientos sesenta y cinco días del año>>

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

- ¿Cuál crees que es la mayor ventaja de ser rico?
- No lo sé.
- Poder decir que no tienes dinero. Por ejemplo, yo iba y le proponía hacer algo a una compañera de clase. Entonces ella me decía: <<No puedo. No tengo dinero.>> Yo en cambio, hubiera sido incapaz de decir lo mismo. Si yo decía <<No tengo dinero>>, era porque no lo tenía. ¡Patético! Igual que una chica guapa puede decir: <<Hoy me veo tan horrorosa que no me apetece salir>>. Eso mismo, en boca de una chica fea, da risa.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Yo diría que entre <<no lo suficiente>> y un <<nada de nada>>. Siempre estuve hambrienta. Aunque sólo hubiera sido una vez, hubiera querido recibir amor a raudales. Hasta hartarme. Hasta poder decir: <<Ya basta. Estoy llena. No puedo más>>. Me hubiera conformado con una vez.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

- ¿Me esperaste mucho rato?
- No importa. A mí me sobra tiempo.
- ¿Tanto tiempo tienes?
- Tengo tanto tiempo que hasta puedo darte un poco para que duermas.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Aún después de que la luciérnaga hubiera desaparecido, el rastro de su luz permaneció largo tiempo en mi interior. Aquella pequeña llama, semejante a un alma que hubiese perdido su destino, siguió errando eternamente en la oscuridad de mis ojos cerrados. Alargué la mano repetidas veces hacia esa oscuridad. Pero no pude tocarla. La tenue luz quedaba más allá de las yemas de mis dedos.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Si leyera lo mismo que los demás, acabaría pensando como ellos.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

Algún día la muerte nos tomará de la mano. Pero hasta el día en que nos atrape nos veremos libres de ella.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Tokio Blues: Norwegian Wood

La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella.

Tokio Blues: Norwegian Wood, Haruki Murakami.

Querido Nadie

- El lenguaje es poder - solía decir-. La literatura es amor. Y la poesía es el aliento del alma.

Querido Nadie, Berlie Doherty.

Querido Nadie

- ¿Van en busca de algo o huyen de algo?
Yo me di la vuelta. Las estrellas eran demasiado brillantes, demasiado frías, heladas y crueles.
- Yo creo que simplemente van a un sitio, a cualquier sitio, por puro placer.
- ¿Hay algún sitio adónde ir, a fin de cuentas?

Querido Nadie, Berlie Doherty.

Querido Nadie

Entras en un estado de irrealidad en el que lo que pasa en tu cabeza es más importante que lo que pasa en el mundo. Aunque, ¿qué es el mundo real? Quizá la única realidad sea lo que en un momento determinado pensaste o experimentaste.

Querido Nadie, Berlie Doherty.

Querido Nadie

- Uno cree que es el único al que le ha sucedido eso, hasta que entra en el bar y habla de ello. Entonces, uno se pregunta: ¿y eso es amor? Yo no sé que es amor. Una trampa para conservar la especie humana, eso es lo que es.

Querido Nadie, Berlie Doherty.


El sustituto

Nuestras vidas eran infinitas e ignotas, no eran perfectas, pero eran nuestras.

El sustituto, Brenna Yovanoff.

El sustituto

El tiempo no es más que la mitolología de los que no han vivido lo suficiente para ver derrumbarse todas las construcciones, para ver que todas las condiciones pasan a ser las contrarias.

El sustituto, Brenna Yovanoff.