Mi plan, que parecía infalible, y eso que no se lo había copiado a nadie, seguía su curso. Ni en las películas ni en las novelas que tengo hubo nunca un caso parecido. Mi cerebro, cuando se pone a funcionar a tope, me sorprende a mí mismo. Hercule Poirot se sentiría ofendido — ya que es incapaz de admirar a nadie — al toparse con alguien con tantas célula grises como yo.
No es un crimen enamorarse, José María Plaza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario