No he nacido para criminal, lo tengo claro. Tampoco para enamorado. Aun así, me estaba rindiendo demasiado pronto. Si os dijera que desanimarme y abandonar no es una de mis características, deberíais creerme, aunque os advierto que, desde lo de Pilar, ya no me sorprende nada de mí mismo.
He llegado a la conclusión de que no me conozco.
La gran duda es saber quién soy realmente: si he vivido engañado todos estos años (desde que tengo uso de razón), o es precisamente ahora cuando estoy viviendo un espejismo. No lo sé y la verdad es que no se puede hacer nada por mí. Nadie me puede ayudar. No tengo solución.
No es un crimen enamorarse, José María Plaza.
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