Lo he comprendido al acercarme y al mirar el capullo de rosa inmóvil, que había concluido su caída. Es algo que tiene que ver con el tiempo, no con el espacio. Oh, claro, siempre es bonito un capullo de rosa que acaba de caer con un movimiento grácil. Es tan artístico: ¡dan ganas de pintarlo una y otra vez!
La elegancia del erizo, Muriela Barbery.
No hay comentarios:
Publicar un comentario