Ahora soy otro. He cambiado. Ya no tiemblo por dentro, como si tuviese un ataque de epilepsia, al cruzarme con ella en los pasillos, y alguna vez nos hemos saludado suavemente (cuando va con Ángela). Ya puedo verla casi con normalidad. Saber que no tiene por qué amarme, que ése es un tema archivado, me ha tranquilizado.
Sin embargo, creo que, en fondo, no lo he superado del todo. (No se lo digáis a nadie. Ni siquiera lo sabe Alberto).
Dicen que el criminal siempre vuelve al lugar del crimen. A veces, he pasado por su calle, y sólo por saber que ella vive allí y que puedo encontrármela en cualquier momento, el corazón se me pone a latir más deprisa.
Es que para mí fue algo muy profundo, a pesar de que no salí con ella.
Quizás os parezca una tontería.
Sin embargo, creo que, en fondo, no lo he superado del todo. (No se lo digáis a nadie. Ni siquiera lo sabe Alberto).
Dicen que el criminal siempre vuelve al lugar del crimen. A veces, he pasado por su calle, y sólo por saber que ella vive allí y que puedo encontrármela en cualquier momento, el corazón se me pone a latir más deprisa.
Es que para mí fue algo muy profundo, a pesar de que no salí con ella.
Quizás os parezca una tontería.
No es un crimen enamorarse, José María Plaza.
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