- Basta-dijo Scarlett de pronto.
- Comprendes lo que estaba diciendo ¿verdad?- preguntó poniéndose en pie.
-No-exclamó-. Lo único que sé es que no me quieres y que te marchas. ¡Oh, amor mío! Si tú te marchas, ¿qué va a ser de mí?
- Comprendes lo que estaba diciendo ¿verdad?- preguntó poniéndose en pie.
-No-exclamó-. Lo único que sé es que no me quieres y que te marchas. ¡Oh, amor mío! Si tú te marchas, ¿qué va a ser de mí?
Por un momento, Rhett vaciló como si se preguntase si no sería mejor una mentira piadosa que la verdad desnuda. Luego se encogió de hombros.
- Scarlett, nunca he sido de esas personas que recogen los pedazos rotos, los pegan y luego se dicen a sí mismos que el objeto compuesto está bien como el nuevo. Lo que está roto, roto está. Y prefiero recordarlo como fue a pegarlo y ver después las señales de la rotura durante toda mi vida. acaso, si yo fuera más joven...-Suspiró-. Pero soy demasiado viejo para creer en sentimentalismos, equivalentes a pasar una esponja y volver a empezar. Soy demasiado viejo para soportar la carga de mentiras corteses, que nacen de vivir en continua desilusión. No podría vivir contigo y mentirte, y mucho menos podría mentirme a mí mismo. Quisiera que me pudiese importar adónde vas o lo que quieres. Pero no puedo.
- Scarlett, nunca he sido de esas personas que recogen los pedazos rotos, los pegan y luego se dicen a sí mismos que el objeto compuesto está bien como el nuevo. Lo que está roto, roto está. Y prefiero recordarlo como fue a pegarlo y ver después las señales de la rotura durante toda mi vida. acaso, si yo fuera más joven...-Suspiró-. Pero soy demasiado viejo para creer en sentimentalismos, equivalentes a pasar una esponja y volver a empezar. Soy demasiado viejo para soportar la carga de mentiras corteses, que nacen de vivir en continua desilusión. No podría vivir contigo y mentirte, y mucho menos podría mentirme a mí mismo. Quisiera que me pudiese importar adónde vas o lo que quieres. Pero no puedo.
Lanzó un suspiro y añadió con suave indiferencia.
- Querida mía, me importa un comino.
- Querida mía, me importa un comino.
Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell.
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